La noche en la Bombonera pasó por diferentes matices, en medio de un presente complicado que atraviesa el equipo. De la bronca al festejo, y nuevamente a la disconformidad. Las sensaciones se mezclaron en todo momento.
El golpe que venía de recibir Boca ante Vélez, que lo eliminó de la Copa Argentina el miércoles último, era un factor que podía determinar el ánimo de la gente, en el regreso del equipo a su estadio para recibir a Gimnasia.
El público, antes de que comience el encuentro, mostró su descontento con el plantel, para dejar en claro que el clima era de tensión. Cuando los futbolistas realizaban la entrada en calor, desde los cuatro costados bajó el canto-presión de que «con la camiseta de Boca, ganar o morir».
El anuncio de los apellidos por la voz del estadio fue otro momento de nerviosismo, debido a que algunos nombres recibieron silbidos. Los casos más notorios fueron Figal y Guillermo Fernández.
La ilusión de los hinchas de ganar la Copa Argentina, el único título que tenía al alcance, se desvaneció, pero sobre todo la posibilidad concreta de ocupar un lugar en la Copa Libertadores del año que viene. Por ese motivo, lo que se vivió en la Bombonera estuvo lejos de la tranquilidad y el conformismo.
El malestar, desde un sector de la platea, también le apuntó a los dirigentes, aunque la cabecera principal se encargó de tapar esa reacción con otro canto. Inclusive, el propio entrenador Fernando Gago fue mirado de reojo, por los cambios que realizó ante el conjunto de Liniers cuando estaba en ventaja.
El gol de Milton Giménez a los 15 minutos apenas pudo aplacar la tirantez que se vivía en el estadio. Sin embargo, el momento que transita el equipo hizo que en el festejo, Cavani le recriminó a Zeballos que no le dio la pelota en la acción previa. La situación se dio mientras otro grupo de jugadores saludaban a Giménez.
En la lucha por ingresar a la Copa Libertadores, Boca suma 63 punto y se encuentra quinto en la tabla anual. Por el momento, el equipo no está asegurado en la fase de grupos, sino en la fase 2 del torneo continental.
El desarrollo del encuentro fue atenuando el ambiente externo, y el esfuerzo de algunos jugadores era reconocido con aplausos. Zeballos sigue siendo el hombre más desequilibrante en el ataque, y sus desbordes terminan generando peligro por la zona izquierda. El fue precisamente el que inició la jugada que finalizó en el festejo de Giménez.
Gimnasia mostró muy poco, y sólo estuvo cerca del empate con un remate de media distancia, donde la pelota se le escapó al arquero Brey por abajo, y la terminó sacando con la pierna.
Boca siguió buscando aumentar la ventaja el resto del partido, y Giménez primero y Cavani después no pudieron tener precisión en el toque final. Más allá de que la diferencia era mínima, la tibieza de los platenses hizo que el triunfo no corriera peligro. Boca, al final de la noche, pudo encontrar un poco de paz.
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