lunes, 23 diciembre, 2024
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Ranking Forbes. Los principales generadores de desigualdades

En una argentina azotada por un duro ajuste, que data de hace varios años y que se ha profundizado con el gobierno de Milei, la revista Forbes dio a conocer el ranking de los 50 argentinos con mayor patrimonio.

Con un país con la mitad de la población por debajo de la línea de la pobreza, también existe una minoría ubicada en otra realidad. Un puñado de 50 personas, como lo indica la publicación de Forbes, concentra un patrimonio de U$S 78.000 millones, es decir, lo equivalente al 12% del PBI argentino. Desde 2020, año donde se publicó por última vez este ranking, los multimillonarios agrupados en esta lista, acumulan un 68% más que hace 4 años.

El listado que toma en cuenta informes de la Bolsa de Buenos Aires y de Nueva York, además de estudios de casas de subastas (Sotherby’s y Christie’s) y reportes periodísticos de medios como Bloomberg, agrupa a los siguientes personajes:

  • Marcos Galperín: El personaje radicado en Uruguay, en el ranking figura como la persona más rica del país, acumulando un patrimonio de U$S 8.500 millones. El planero vip, que aprovecha las exenciones impositivas, apuntala su crecimiento con el avance de su firma Mercado Libre, la cual se convirtió en la empresa más grande de América Latina. En la última edición de este ranking, el millonario favorito del presidente contaba con un patrimonio valuado en los U$S 4.200 millones.
  • Hugo Sigman, Silvia Gold e hijos: Los líderes del conglomerado de la industria farmacéutica, Insud Pharma, tienen una fortuna valorada en los U$S 6.300 millones, mientras que en 2020 tenía U$S 2.000 millones. Con 10 empresas de la industria de los fármacos, ubicadas en 50 países y con 18 plantas de producción, acusan una facturación anual de U$S 2.000 millones.
  • Alejandro Bulgheroni: El tercero en el ranking local, con una riqueza valuada en los U$S 5.100 millones. Su principal activo es la petrolera más grande del país después de YPF, Pan American Energy Group. La empresa hoy se encarga de la producción de hidrocarburos, como así también de la refinación y comercialización de los mismos. En el ranking confeccionado de hace cuatro años su patrimonio era de U$S 2.000 millones.
  • Luis Pérez Companc y familia: En 2020 registraban una riqueza valuada en los U$S 2.700 millones, hoy se encuentra en los U$S 4.200 millones. La familia cuenta con una parte del control de la industria alimenticia en Argentina, teniendo a Molinos Río de la Plata y Molinos Agro bajo su poder. Pero, además cuenta con activos en la industria petrolera con la firma de la energética Pecom Energía y Servicios, con la cual facturan USD 800 millones al año.
  • Paolo Rocca: El empresario ítalo-argentino cuenta con un patrimonio de U$S 4.100 millones. Centrado en la actividad del Grupo Techint, el cual factura más de US$ 22.000 millones anuales, mantuvo sus negocios en la industria de la producción de acero, en la actividad minera, y también en la producción de petróleo y gas. Hace cuatro años, en este listado su riqueza era de U$S 3.400 millones.

Además de ese quinteto inicial, también aparecen apellidos rutilantes, como el del armenio dueño de la Corporación América y mentor de Javier Milei, Eduardo Eurnekian, registrando un patrimonio de U$S 3.100 millones. También se anota otro de la industria de la medicina, como es de los hermanos Alberto y Pablo Roemmers, los cuales controlan un 13% del mercado de los medicamentos en el país. Su patrimonio esta tazado en los U$S 2.400 millones.

En un país que tiene niveles de pobreza e indigencia elevadísimos, es irrisorio que una persona pueda manejar esos volúmenes de riqueza. Pero para que esto suceda hay políticas que lo permiten y este gobierno expresa, sin tapujos, que estos fabricantes de desigualdades son los héroes encargados de sacar a los trabajadores de la miseria.

Los números que arroja el ranking de Forbes muestran la inexistencia de políticas, a lo largo de todos estos años, que vayan en contra de esta dinámica, donde un sector ínfimo de la sociedad se enriquece a costa de que la mayoría se vuelva más pobre.

Aplicar un impuesto permanente a las grandes fortunas, terminar con las exenciones impositivas, al igual que interrumpir todos los regímenes de inversiones, como también prescindir de todas las contrarreformas laborales, que solo aseguran los intereses del empresariado, es imprescindible para terminar con esta lógica. Estas medidas, en un principio, se convertirían en una vertiente de recursos para recomponer la situación de la mayoría de los trabajadores y los sectores populares. Donde lo que crezca sean los ingresos de las mayorías y no los patrimonios de los multimillonarios.

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