¿Cuántos espectadores han visto Cantando bajo la lluvia, si contamos desde su estreno en 1952? Un número imposible de calcular, pero seguramente son millones y millones de personas en el planeta entero.
Este filme conserva intactas hasta el día de hoy toda su gracia, su originalidad y su popularidad. Más aun, la escena que da título a este clásico de clásicos es rápidamente recordada incluso por quienes nunca llegaron al film completo. Un simple registro: 16 millones de personas la vieron en apenas un sola video de YouTube.
La escena no dura más de 4 minutos 15 segundos: el personaje de Gene Kelly deja a su flamante enamorada en la puerta de su casa y se lanza feliz a la calle a cantar y bailar bajo una lluvia torrencial.
La escena es tan perfecta, en todos los sentidos posibles, que parece haber sido encargada por la producción de la película a un equipo coordinado de compositor, letrista y coreógrafo.
No, en absoluto. La canción Cantando bajo la lluvia había sido compuesta en 1926 y utilizada en dos films musicales de la Metro Goldwyn Mayer (en el segundo de estos films, Hollywood Revue, figuraba Buster Keaton entre los actores).
El autor de la letra era Arthur Freed, que produjo luego cuarenta películas musicales –El mago de Oz y Un americano en París entre tantas otras-, y por supuesto Cantando bajo la lluvia que es en cierta medida autobiográfica: Freed había vivido la transición entre el cine mudo y el cine parlante que con tanto humor describe el film.
Gene Kelly: «El mérito no fue mío»
La célebre escena de la lluvia fue filmada con Gene Kelly tomado por una fiebre de casi 40°. Y sin embargo se lo verá para siempre como un hombre dichoso que va zapateando por la vereda, chapoteando en los charcos, trepando a un poste de luz y dejando que una cascada de agua caiga sobre su cara.
Kelly atribuyó todo el mérito de la escena a los técnicos que armaron la extensa red de cañerías para reproducir la falsa lluvia y también –contó mucho tiempo después- “al pobre cameraman que debió filmar en medio de esa cantidad de agua. Todo lo que yo tenía que hacer era bailar”.
La trama de la escena es tan sencilla que Gene Kelly ocultó la idea a la plana mayor de la Metro por si llegaba a sonar demasiado simple:
“Lo más importante -explicó- es que fuera lógica. Y así llegamos (nota: se refiere a Stanley Donen, el codirector y colaborador en la coreografía) a pensarla como una pequeña historia con comienzo, desarrollo y final. El motivo de la felicidad de mi personaje es haberse ganado a su muchacha; las payasadas que hace por la calle son la expresión de su felicidad y la conclusión consiste en que un policía lo sorprende y lo saca de su estado de éxtasis. Entonces entrega su paraguas a un transeúnte y se aleja calle abajo”.
¿Hubo algo fallido?
Donald O’Connor fue un coprotagonista superlativo de Cantando bajo la lluvia, con su talento para la comedia, la danza y la acrobacia; sus dúos con Kelly y su solo Hagámoslos reír son piezas mayores.
A propósito: Donald O’Connor fumaba cuatro atados de cigarrillos diarios y después de filmar el tremendamente exigente número Hagámoslos reír, tuvo que ser hospitalizado durante varios días.
Por otra parte, O’Connor iba a participar del número musical más extenso de la película pero un compromiso televisivo previo se lo impidió. Gene Kelly tuvo que modificar el proyecto inicial transformándolo en una típica escena de cine dentro del cine. El personaje de Don Lockwood cuenta a sus patrones la siguiente idea: un joven bailarín de tap llega a Nueva York ansioso por triunfar, se ve enredado con la bella amante de un gangster (Cyd Charisse) y termina perdiendo sus ilusiones.
Este número fue filmado durante dos semanas luego de un mes de ensayos y después de que Cantando bajo la lluvia había sido ya terminada. Quizás por este motivo es que da la sensación de haber sido injertada -y en cierto modo lo fue- en una producción que por lo demás tiene una cohesión perfecta.
Debbie Reynolds: «Tan difícil como un parto»
La otra coprotagonista ideal fue la muy joven Debbie Reynolds, que no tenía formación como bailarina antes de Cantando bajo la lluvia.
Aparentemente, Gene Kelly la había tratado mal por su falta de experiencia y fue Fred Astaire, que estaba casualmente en el estudio durante la filmación, el que se ofreció a darle una mano con la danza.
Kelly se arrepintió más tarde de aquel maltrato: admitió que no se había portado bien con ella y le sorprendía que Debbie hubiera continuado hablándole.
Años después, Debbie Reynolds dijo: “La filmación de Cantando bajo la lluvia y mis dos partos fueron los momentos más difíciles de mi vida”. Pero también dijo: “Gene Kelly me transformó en una estrella. Yo tenía dieciocho años y él me enseño a bailar, a trabajar duramente y a estar comprometida con lo que hago”.
Un objeto de estudio
Cantando bajo la lluvia no es sólo el más popular de los musicales de Hollywood y una de las diez mejores películas de la historia -incluyendo todos los géneros según varias listas-, sino un tema favorito para estudiantes de cine.
Los autores del guión, Betty Comden y Adolph Green, fueron tratados como reyes por los directores François Truffaut y Alain Resnais, durante un viaje a París, gracias a su vínculo con Cantando bajo la lluvia.
La mente detrás del éxito
Con muy poca frecuencia se menciona a Arthur Freed, nombrado al principio de esta nota, como la gran mente de la película. Así lo recordaba Gene Kelly: “Fue la época dorada del cine musical y esto se debe en una gran medida a Arthur Freed. Él sabía reconocer el talento y cómo usarlo, cuáles eran los mejores proyectos y quiénes eran los mejores individuos para esos proyectos. Me alucina recordar a toda la gente con quien tuve la suerte de trabajar bajo la gentil conducción de Arthur”.