El espectáculo argentino apagó sus luces en señal de duelo. La muerte de Alejandra Darín, una de las figuras más emblemáticas de la escena artística nacional, y portadora de un apellido ilustre en el rubro, murió y dejó un vacío profundo en la cultura y en el corazón de quienes la conocieron. Actriz, presidenta de la Asociación Argentina de Actores y Actrices, y defensora incansable de los derechos del colectivo artístico, dedicó más de medio siglo a su pasión, construyendo un legado que trasciende generaciones.
La Asociación que lideraba con compromiso y ternura, despidió a su presidenta con un mensaje que reflejaba el desconsuelo de sus integrantes: “Con inmenso desconsuelo despedimos a nuestra querida compañera Alejandra Darín. Acompañamos a sus hijos Antonia y Fausto, a su hermano Ricardo, familiares y seres queridos, abrazándolos en este duro momento”.
Nacida en una familia donde el arte era casi un mandato, transitó su carrera con la sensibilidad y el compromiso como brújula. Sus interpretaciones, tanto en teatro como en cine y televisión, eran elocuentes y profundas, siempre capaces de conectar con el alma del espectador. Pero su vida no se limitó al arte. Como líder de la Asociación Argentina de Actores y Actrices, fue una defensora incansable de los derechos laborales y del bienestar de los artistas.
“Era muy solidaria”, recordó la actriz y conductora Georgina Barbarossa entre risas y lágrimas, compartiendo una anécdota que ilustraba la calidez y el humor de Alejandra. “Me acuerdo de un día en que la llamé para presentarle a un amigo. Ella, encantada, aceptó la idea, pero en medio de la situación, le revelé que todo era un juego. Se lo tomó con una risa enorme. Esa era Alejandra, siempre dispuesta a dar y recibir con una sonrisa”, agregó al aire de su programa, sorprendida por la noticia.
El posteo oficial de Actores y Actrices sirvió también como improvisado homenaje a la actriz. “Recordaré nuestras charlas cuando daba clase de teatro en tu casa. Fausto y Antonia chiquitos. Hasta siempre, Ale querida”, escribió Marcelo De Bellis. “Gracias compañeros por las palabras tan justas. Imprescindible Ale, compañera querida. Enorme dolor y tristeza”, sumó Ana Celentano.
Las redes sociales y los medios de comunicación se inundaron de mensajes de despedida y homenajes. La actriz y directora Marina Glezer expresó: “Te quiero mucho, Alejandra Darín. Gracias por tanto y todo”. Por su parte, desde la cuenta oficial del Multiteatro, se destacó su papel clave en la mejora de las condiciones de trabajo de los artistas: “El fallecimiento de Alejandra Darín encierra muchos años de trabajo mancomunado en la búsqueda del mejoramiento de la actividad teatral”.
Entre las palabras más sentidas, las de Verónica Llinás resonaron con especial ternura: “Que en paz descanses, bella Alejandra Darín. Enorme abrazo a su familia y amigos. Ricardo Darín, Chino Darín”. Sus palabras reflejaron el cariño y la admiración que su figura despertaba no solo en los escenarios, sino también en la intimidad de sus relaciones.
La pérdida de la intérprete deja una herida en la cultura argentina, pero también un legado que continuará iluminando a quienes buscan en el arte una herramienta de transformación y resistencia. Fue una actriz que dio voz a personajes complejos, pero también una mujer que dio voz a sus colegas en momentos de necesidad.
Su liderazgo en la Asociación Argentina de Actores y Actrices no fue meramente administrativo; fue un acto de amor. “Cuando alguien la llamaba pidiendo ayuda, Alejandra siempre encontraba la forma de responder”, recordaron sus compañeros. Fue una guía en los tiempos difíciles y una presencia constante en los momentos de lucha.
Alejandra Darín vivió con intensidad cada uno de sus días, dejando una estela de anécdotas, historias y enseñanzas. Para quienes la conocieron, su ausencia será un recordatorio constante de la importancia de vivir con empatía y compromiso.
En cada aplauso, en cada telón que se levante, y en cada lucha por los derechos de los artistas, estará presente. Actriz, líder y ser humano excepcional, ya es parte del alma de la cultura argentina. Porque su arte, su amor y su lucha permanecerán siempre.