Un reciente estudio ha identificado un comportamiento peculiar en los chimpancés: la tendencia a orinar en sincronía con otros miembros de su grupo.
Este fenómeno, denominado “micción contagiosa”, podría tener raíces evolutivas profundas que conectan a los humanos con sus parientes más cercanos en el reino animal.
Los investigadores sugieren que esta conducta podría estar vinculada a la cohesión social y a la coordinación grupal, aspectos esenciales para la supervivencia de estas especies.
El estudio Micción socialmente contagiosa en chimpancés fue publicado el 20 de enero de este año en la revista Current Biology y liderado por un equipo de la Universidad de Kioto, en Japón. Los científicos observaron a 20 chimpancés en cautiverio en el Santuario de Kumamoto durante más de 600 horas.
Durante este tiempo, registraron patrones de micción y analizaron si la presencia de un chimpancé orinando influía en el comportamiento de los demás. Los resultados mostraron que la probabilidad de que un chimpancé orinara aumentaba significativamente si otro miembro del grupo lo hacía en un intervalo de 60 segundos.
De acuerdo con el coautor del estudio, Shinya Yamamoto, este fenómeno podría tener un origen evolutivo compartido entre humanos y chimpancés.
“En los humanos, sabemos que nuestra decisión de orinar está influenciada por contextos sociales que nos llevan a orinar simultáneamente con otros, y que esta micción simultánea también podría promover un mayor vínculo social”, explicó Yamamoto a la revista científica Live Science.
Según el investigador, los resultados del estudio sugieren que los chimpancés comparten similitudes con los humanos en este aspecto, lo que apunta a un origen evolutivo común.
Al investigar este comportamiento, el equipo de investigación se preguntó si la micción contagiosa podría ser comparable a otros comportamientos sociales observados en primates, como el bostezo contagioso, que también se ha documentado en lobos y otras especies.
La investigación no solo confirmó la existencia de este fenómeno en chimpancés, sino que también reveló factores que influyen en su aparición, como la proximidad física y el rango social dentro del grupo.
El análisis de los datos mostró que la proximidad física desempeña un papel crucial en la micción contagiosa. Los chimpancés que estaban cerca de otro individuo que orinaba tenían más probabilidades de imitar este comportamiento.
Además, el rango social también resultó ser un factor determinante: los chimpancés con rangos de dominancia más bajos eran más propensos a orinar en respuesta a otros.
Sin embargo, la cercanía social, medida por el tiempo que pasaban juntos o el acicalamiento mutuo, no tuvo un impacto significativo en este fenómeno, a diferencia del bostezo contagioso, que sí se ve influido por la relación social entre los individuos.
La coautora del estudio, Ena Onishi, también de la Universidad de Kioto, explicó que este comportamiento podría estar relacionado con la “coincidencia de estados”, un mecanismo que fomenta la cohesión grupal al sincronizar las actividades de los miembros del grupo.
“El comportamiento también podría reforzar las conexiones sociales”, señaló Onishi a Live Science. Otra hipótesis planteada por los investigadores es que la micción simultánea en un mismo lugar podría tener un propósito defensivo, como confundir a los depredadores al reducir la posibilidad de rastreo mediante olores dispersos.
Los hallazgos de este estudio no sólo arrojan luz sobre el comportamiento social de los chimpancés, sino que también podrían ofrecer pistas sobre los orígenes de ciertas conductas humanas.
Según Onishi, “estudiar la micción contagiosa podría ayudar a los científicos a comprender el comportamiento de los ancestros comunes de los humanos con los chimpancés, y el origen de esta costumbre social en los humanos”.
La micción contagiosa no es el único comportamiento que parece ser influenciado por la presencia de otros. Según detalló Live Science, tanto en humanos como en chimpancés, se han documentado otras conductas sociales contagiosas, como bostezar, caminar al mismo ritmo, dar golpecitos rítmicos e incluso cambios en el tamaño de las pupilas.
Aunque el estudio se centró en chimpancés en cautiverio, los investigadores señalaron que comportamientos similares han sido observados en poblaciones salvajes. Sin embargo, aún no se han realizado estudios específicos en estos entornos naturales.
Además, el equipo expresó interés en investigar si otras especies también presentan este tipo de comportamiento contagioso, lo que podría ampliar la comprensión de los mecanismos sociales en el reino animal.