Marta Fort lucha contra una fuerte enfermedad desde el momento en el que llegó a este mundo. Hablamos de la hemiparesia, una condición neurológica que afecta la movilidad de su cuerpo y con la que convive a diario. Lo cierto es que todo esto la ayudó a forjar su carácter, a no bajar los brazos y tener un sentido de resiliencia constante.
Sin embargo, pocas veces Marta ha decidido hablar de la enfermedad que padece desde que nació. Es por este mismo motivo que notas como las que dio por estas horas con Angie Landaburu para el ciclo de entrevistas Ángeles y demonios son súper valiosas. Es que son en esos momentos donde decide abrir su corazón y emocionar a todos.
Esta enfermedad es tan fuerte y cruel que afectó la movilidad de la parte derecha del cuerpo de la hija de Ricardo Fort. “La hemiparesia es algo que me agarró cuando nací. Es básicamente que cuando el bebé nace se queda por unos segundos sin aire en algún lado del cerebro. En mi caso fue en el derecho, entonces por eso yo tengo afectada la motricidad y la movilidad de la mitad de mi cuerpo”, comenzó explicando.
Sin embargo, Marta no se rindió ante esta condición, no bajó sus brazos y lejos estuvo de victimizarse. Es que en este punto, el apoyo constante de su familia y sobre todo el rol clave de su papá para ocuparse de que ella reciba la mejor atención médica. “Gracias a que mi familia reaccionó rápido, y mi papá se movió como un león para encontrar a los mejores médicos, logré recuperar bastante”, contó.
MARTA FORT CONTÓ CÓMO SUPERA A DIARIO LA DIFÍCIL CONDICIÓN QUE PADECE DESDE QUE NACIÓ
Por otro lado, la joven de 21 años explicó cómo es su tratamiento y cuál es la lucha diaria que lleva: “Hice y sigo haciendo mucha kinesiología. Es un trabajo constante, no termina nunca, pero depende mucho del grado de afectación y el tiempo que pasó hasta que se comenzó el tratamiento. Es algo fuerte, sin duda, pero también es parte de mi historia”.
Consultada sobre si la enfermedad forjó su personalidad con el paso del tiempo, Marta admitió que todas las barreras que enfrentó la fortalecieron. “Sí. Yo siento que, por suerte, lo que me pasó fue duro, sí, pero también podría haber sido mucho peor. Me lo normalizaban tanto en casa que yo no me sentía diferente a mis compañeros”, dijo.
Marta recordó también cómo eran las charlas que tenía con su familia cuando desde chica acudía al Fleni para su tratamiento neurológico. “‘Después del estudio, te compramos un sandwichito’ o ‘Vamos a ver ropa, así te distraés’, así no me jodía tanto… Al revés, me ayudaba a forjar mi personalidad”, contó con emoción.