viernes, 27 junio, 2025
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Bancos endurecen condiciones para otorgar créditos hipotecarios y se anticipa una desaceleración

Durante los primeros meses de 2025, el mercado de créditos hipotecarios mostró una reactivación significativa. Según estimaciones del sector, en mayo se registraron más de 200.000 acciones entre consultas y simulaciones. Y entre enero y mayo último, se entregaron 12.000, unos 1.000 más que todo 2024, según la Fundación Tejido Urbano, reflejando un renovado interés por financiar la adquisición de viviendas.

Este impulso, sin embargo, enfrenta desafíos. La combinación de demanda elevada, suba de tasas de interés y restricciones en el fondeo bancario comenzó a generar una desaceleración en la aprobación y desembolso de créditos.

Federico González Rouco, economista especializado en vivienda y de Empiria Consultores, explicó que la desaceleración no responde a una regla inevitable. Según indicó, se trata de una tensión entre dos factores: la estabilidad macroeconómica, que sigue un carril, y la capacidad de fondeo, que avanza por otro. «Parte de esa estabilidad -explicó- se sostiene con escasez de pesos circulantes. Esa falta de liquidez también afecta a los bancos, que cuentan con pocas herramientas para otorgar préstamos de largo plazo».

En Argentina, la mayoría de los depósitos se realizan a 30 días, mientras que un crédito hipotecario promedio se extiende por 20 o 25 años. Esta disparidad limita la capacidad del sistema financiero para sostener el ritmo de colocación. La falta de instrumentos de fondeo a largo plazo se presenta como uno de los principales cuellos de botella.

Suba de tasas y condiciones más exigentes

Frente a ese escenario, las entidades financieras comenzaron a ajustar sus condiciones. Algunas modificaron los montos máximos, acortaron los plazos o elevaron las tasas de interés. En ciertos casos, las tasas treparon del 4,5% al 9% anual para líneas UVA, y hasta 12,5% para no clientes.

José Rozados, de Reporte Inmobiliario, remarcó que el efecto de estos cambios es directo: «En el monto de la cuota de un crédito hipotecario impacta más la tasa que el plazo por el que se solicite». Así, muchas familias quedan excluidas no solo por falta de ahorro inicial, sino también por no cumplir con los ingresos requeridos.

Las condiciones más restrictivas implican también que los bancos vuelvan a evaluar las relaciones cuota-ingreso con criterios más exigentes. Algunas entidades bajaron del 80% al 70% el porcentaje financiable del valor de la propiedad. Otras elevaron el capital mínimo necesario para cubrir gastos de escritura, impuestos, comisiones y seguros.

Demoras en los procesos

La ralentización también se manifiesta en los plazos. Si bien en el primer trimestre varias entidades aprobaron solicitudes en 45 a 60 días, actualmente los tiempos se estiran a entre 90 y 120 días. González Rouco sostuvo que «el sistema se saturó. La mayoría no otorgaba créditos desde hacía más de un año y debió rearmar sus equipos. Además, sin fondeo suficiente, la colocación no puede sostener el mismo ritmo».

Rozados apuntó que otro factor detrás de las demoras es la documentación incompleta de las propiedades. «Muchas veces los clientes no cuentan con los papeles exigidos, y eso se detecta tarde. Es fundamental mejorar la formación en los canales bancarios e inmobiliarios, que son quienes transmiten la información», planteó.

Freno en la colocación y necesidad de financiamiento estructural

Luis Hauserman, consultor inmobiliario y contador público, advirtió que parte del problema es estructural. «En Argentina no existe un mercado secundario hipotecario activo. Eso impide que los bancos otorguen créditos más allá del límite que les permiten sus depósitos».

Ese mecanismo —conocido como securitización— permite a las entidades originar préstamos y luego venderlos en el mercado de capitales, a través de cédulas o bonos respaldados por hipotecas. El dinero recaudado se utiliza para volver a prestar, generando un circuito de financiamiento más sólido.

González Rouco explicó que «los bancos pueden descontar carteras de créditos anteriores para obtener liquidez. Funciona como el descuento de un cheque: se resigna una parte del valor, pero se gana capacidad para seguir otorgando préstamos».

Para que este sistema funcione, los especialistas coincidieron en que es clave contar con inversores institucionales de largo plazo, como aseguradoras, fondos de pensión o entidades públicas. También señalaron la importancia de un mercado de capitales confiable y de marcos regulatorios que otorguen previsibilidad.

Evaluación antes de asumir el compromiso

Más allá del contexto financiero, Rozados advirtió que «quien accede a un préstamo debe saber que la cuota y el capital se ajustarán en UVA. Es fundamental considerar la estabilidad laboral y la evolución de los ingresos para asumir ese compromiso».

Entre las recomendaciones para quienes evalúan solicitar un crédito, se destacan:

  • Verificar que la cuota mensual no supere el 30% de los ingresos del grupo familiar.
  • Calcular todos los gastos adicionales: escritura, comisión inmobiliaria, impuestos, seguros y comisiones bancarias.
  • Confirmar el porcentaje de financiación ofrecido y el valor mínimo de ahorro previo exigido.
  • Consultar el historial crediticio y corregir errores antes de presentar la solicitud.
  • Comparar al menos dos alternativas bancarias, prestando atención a tasas, plazos, seguros y penalidades por cancelación anticipada.

Además, Rozados sugiere observar si la línea permite amortizaciones extraordinarias o cancelaciones sin penalización. «El crédito hipotecario es una deuda a largo plazo que no se licua. Hay que asumirla con ingresos estables y sin exigirse al límite».

Riesgos y oportunidades

Hauserman resaltó que el poder adquisitivo todavía sigue muy deteriorado. «Incluso con estabilidad de precios, muchas familias no alcanzan los ingresos mínimos para acceder a un préstamo». A modo de ejemplo, para adquirir una propiedad de u$s80.000 con un crédito de u$s60.000 a 10 años, la cuota puede superar los $730.000 mensuales, mientras que un alquiler similar ronda los $450.000. «En ese contexto, muchos optan por alquilar si no cuentan con ahorros suficientes para cubrir los gastos iniciales», señaló.

Otro obstáculo es la informalidad laboral. Muchas personas con capacidad real de pago no logran demostrar ingresos con la documentación requerida. En ese sentido, se espera que la implementación del sistema de finanzas abiertas —creado por el Decreto 353/2025— permita a los usuarios autorizar el acceso de los bancos a sus datos crediticios, ampliando las posibilidades para quienes tienen ingresos no tradicionales.

Desafíos para el segundo semestre

De cara al resto del año, los especialistas prevén una desaceleración en la entrega de nuevos préstamos si no se amplían las herramientas de fondeo y si no se consolida un sistema de securitización funcional.

Rozados resumió: «La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria, pero no suficiente. Sin instrumentos técnicos y sin una base sólida de inversores, el crédito hipotecario seguirá siendo limitado«.

González Rouco concluyó que «el sistema necesita evolucionar para evitar que cada ciclo de préstamos comience desde cero. Si no se rompe el límite estructural del fondeo, la expansión del crédito seguirá siendo intermitente y restringida».

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