En apenas mes y medio, la fuga de capitales absorbió el 44 por ciento del primer desembolso del FMI, lo que muestra que los dólares se agotan a poco de ingresar al país. Según el último informe del Centro CIFRA de la CTA, el monto de formación de activos externos registrado en mayo superó los promedios mensuales de todos los años relevados por el Banco Central. El modelo económico impulsado por el Gobierno se caracteriza por la salida neta de divisas y el creciente endeudamiento externo, factores que ponen en duda su sostenibilidad a mediano plazo. Los compromisos en moneda extranjera superan los 10.000 millones de dólares entre agosto y diciembre de este año, rondan los 30.000 millones en 2026 y alcanzan unos 35.000 millones en 2027.
“El salvataje del FMI solo pudo frenar la corrida que se había desatado en marzo, pero no pudo generar las condiciones para impulsar una nueva burbuja financiera”, advierte el último informe del centro CIFRA-CTA.
La especulación financiera es la herramienta utilizada por el Gobierno para paliar el problema estructural de la falta de divisas, pero se trata de un recurso que muestra signos de agotamiento: estas inversiones de corto plazo ingresan y se retiran con la misma rapidez. Un ejemplo son las Lecaps, cuyos rendimientos en dólares “pasaron de un 8,4 por ciento para los entraron en abril y salieron a fines de junio, a registrar un rendimiento negativo ante la suba del tipo de cambio en la primera quincena de julio, tal como había preanunciado el JP Morgan cuando recomendó el desarme del carry trade”.
De hecho, en las últimas semanas el Gobierno lanzó dos licitaciones de Lecaps que no resultaron acorde a lo planeado. El objetivo era captar la liquidez de los bancos (15 billones de pesos) para que no engrosara la demanda de dólares, esa liquidez estaba invertida en LEFI que el Gobierno no renovó. “Las LEFI se suponía que los bancos las iban a canjear por Lecap. Pero los bancos, temerosos de perder la liquidez diaria, no fueron con todo y prefirieron hacer numerales”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, en X para explicar que la primera licitación de Lecap logró canjear 6,14 billones de pesos.
Eso obligó a realizar una segunda licitación fuera del calendario, con mayores tasas de interés y plazos más cortos (entre 13 y 91 días). Las Lecap adjudicadas en junio rindieron entre 2,34 y 2,88 por ciento, mientras la licitación “extraordinaria” pagó una tasa promedio de 3,9 por ciento.
Con el mismo interés de absorber el excedente de pesos que generó el desarme de las LEFI para quitar presión al dólar, el Central ofreció también pases pasivos de un día de plazo. Una herramienta que el equipo económico había suprimido hace un año y que siempre criticó con dureza.
Otros instrumentos que tuvieron bajo éxito y a través de los cuales busca el Gobierno disuadir la demanda de dólares son los Bopreales, dirigidos a empresas que no pueden girar dividendos al exterior, y el Bonte 2030, que son bonos en pesos que se suscriben en dólares. El Gobierno intervino con fuerza en el mercado de dólar futuro, vendiendo cerca de 2.700 millones de dólares en contratos con el objetivo de contener expectativas. E intentó también operar sobre la oferta de dólares: con la flexibilización de los controles impositivos para captar los dólares del colchón y la eliminación la permanencia mínima a capitales especulativos.
Pese a este festival de letras y bonos, el tipo de cambio aumentó y, aunque el Gobierno lo niegue, ello está ligado a las dificultades del Banco Central para acumular reservas que funcionan como garantía para apaciguar las expectativas de devaluación del sector privado.
También presiona sobre la paridad el déficit acumulado en la cuenta corriente cambiaria –impulsado por la apertura importadora, el aumento de viajes al exterior y el pago de intereses-. Según el centro CIFRA, una vez agotados los efectos del blanqueo de capitales, “los únicos financiamientos de los que dispuso el Gobierno fueron el préstamo del FMI y el alto endeudamiento de grandes empresas, un proceso que ya provocó el default de varias de ellas (como Generación Mediterránea, Central Térmica Roca, Celulosa, Petrolera Aconcagua, Grobocopatel, Agrofina y Red Surcos)”.
Fuga y vencimientos
Según estimaciones de los autores del documento de CIFRA, Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, “si se contabilizan los vencimientos del Gobierno nacional, los gobiernos provinciales, el Banco Central y las grandes empresas que emitieron obligaciones negociables, el total de compromisos en moneda extranjera asciende a 10.164 millones de dólares entre agosto y diciembre de este año, 28.774 millones en 2026 y 36.216 millones en 2027”.
Con estos números y con los mercados de capitales prácticamente cerrados para el Tesoro, la sostenibilidad del programa financiero se vuelve sumamente crítica. El actual modelo económico genera una salida neta de capitales y un crecimiento sostenido de la deuda externa, lo que pone en duda su sostenibilidad a mediano plazo.
Los analistas advierten también que “la fuga de capitales de apenas mes y medio absorbió el 44 por ciento del primer desembolso del FMI, al totalizar unos 5.247 millones de dólares”. Añaden que “el nivel de formación de activos externos registrado en mayo supera los promedios mensuales de todos los años relevados por el Balance Cambiario del BCRA desde 2003”.
De allí surge la insistencia del FMI para que el Gobierno implemente una estrategia efectiva que permita acumular divisas y contener la demanda de dólares. De hecho, el organismo mantiene suspendido el desembolso previsto para junio por 2.028 millones de dólares, mientras que se espera otro en septiembre por 1.012 millones. En paralelo, las reservas netas, según el criterio del propio FMI, cerraron julio con un saldo negativo de 9.575 millones de dólares, cuando la meta de acumulación fijada para diciembre es de 4.500 millones netos.