CÓRDOBA.- “Lo que llaman atraso cambiario es absolutamente inevitable, porque si tengo que subir tarifas en dólares la inflación será más alta que el tipo de cambio. ¿Cómo se puede hacer para que no sea así? Que alguien me lo explique y me retiro”. La frase es de Ricardo Arriazu, el economista que más se acercó con sus proyecciones a lo que está sucediendo en la economía. En su presentación ante inversores cordobeses, insistió en hablar de “pseudo atraso cambiario”, uno de los aspectos que más se debaten en la actualidad.
Invitado por S&C Inversiones, Arriazu advirtió que “hay que tener cuidado con la suba de salarios. Ojalá suban, pero tienen que hacerlo por productividad. Cada empresa deberá hacerse responsable por su caso”.
A lo largo de la charla, ironizó diciendo que “ahora son muchos los que me siguen, pero sin saber para dónde vamos”, en referencia a que en los últimos tiempos se lo escucha con más atención, aunque siempre fue un economista de referencia para el establishment.
“Hace unos cuatro meses sostuve que la inflación del 2% es inaceptable y que la única manera es continuar bajando la tasa de devaluación. Es indispensable la baja de la tasa de devaluación -añadió-. Soy apenas un analista; lo importante es lo que piensa el Presidente [Javier Milei], el ministro [Luis Caputo] y la realidad. Pero resultó que dijeron que irán hacia eso”. Estimó que, en términos de dólares, habrá “un pequeño aumento más de tarifas” y después quedarán ahí. En esa línea, proyecta una inflación del 20% en 2025.
Sobre cómo continuará el esquema de devaluación, indicó que, “si no hay cisnes negros, hacia 2026 se dejará de devaluar”, y enfatizó que lo que debe “evitar” el Gobierno es dejar flotar el dólar. “Eso no se puede hacer mientras el dólar sea unidad de cuenta”, precisó.
Arriazu se refirió a la promesa de Milei de bajar impuestos: “Según mi parecer, debe bajar algo de retenciones; en La Rural hubo alguna señal en ese sentido”. Entiende que el año próximo habrá un “pequeño sobrante” de recursos para avanzar en esa reducción.
En sus cálculos sobre la balanza comercial, sostuvo que por energía las exportaciones aumentarán US$5.700 millones y las importaciones caerán US$1.500 millones, mientras que el campo aportará US$2.000 millones más. En total, estima, con otros sectores, una suba de operaciones al exterior de US$20.000 millones, mientras que la baja de importaciones de energía y porotos de soja “permitirá aumentar el resto unos US$14.000 millones”. Según sus números, el Gobierno tiene cubiertos todos los vencimientos de 2025.
Sobre la actividad -ayer el Indec mostró un crecimiento de 3,9% en el tercer trimestre respecto del anterior-, Arriazu apuntó que esperan “un mínimo de 5,2%” de recuperación. Subrayó que se trata de una “recuperación, no un crecimiento”, aunque será “más homogénea” que este año.
Analizó que, “evitando los ciclos”, la Argentina podría ir a un crecimiento anual de su PIB de 3,8%, aunque el país tiene un “gran potencial” en energía (saldo favorable de US$30.000 millones en la balanza energética en seis años); minería (para 2030 podría exportar entre US$12.000 y US$27.000 millones); agro (”hay que bajar retenciones y costos operativos”); industria del conocimiento (”acá es donde puede funcionar la amistad con Donald Trump y Elon Musk”) y turismo (”crece, pero se compensa por la salida de argentinos)”.
“La Argentina siempre tuvo estas oportunidades, es el país de las oportunidades perdidas -enfatizó-. Elevé mis proyecciones de éxito al 30%, pero hasta que los argentinos no cambien su manera de pensar no subirá. La economía funcionó mejor de lo previsto, el superávit fiscal y haber trabajado con las dos unidades de cuenta fueron clave. Si no hacemos las reformas estructurales, podemos tener problemas. Si la Argentina tiene éxito, será un país caro”.
El economista dijo que, “para que todo esto funcione, el país tiene que hacer una apertura económica. Es costosa, las cosas se destruyen más rápido de lo que se crean, hay que manejarlas muy bien”. Advirtió que agricultura a la Unión Europea no se le venderá, pero sí otros productos.
“Estados Unidos es interesante; queremos hacer un tratado comercial con ellos cuando buscan protegerse. La Argentina no es importante para ellos, salvo por el tamaño y el alineamiento. Puede ayudar en el acuerdo con el FMI y en economía del conocimiento, pero no les vamos a exportar lo que ellos exportan. Por los próximos tres o cuatro años concentrémonos en lo que vamos a hacer nosotros”.
Sobre la devaluación brasileña, Arriazu analizó que afectará al turismo y golpeará a algunos sectores de la industria, a la vez que saldrá favorecida la Argentina por “algún movimiento de capitales”.
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