“¿Sentís que fracasaste alguna vez?”, le pregunta el psicólogo a Marcelo Tinelli, acostado en el diván en el docu-reality Los Tinelli, que se estrenó el viernes en Amazon Prime Video y expone su vida, la de sus tres hijas y la de su primo, entre su mansión de Punta del Este, su departamento porteño y sus viñedos en Mendoza. ¿Sintió Tinelli que fracasó en la televisión argentina en 2024, por el bajo rating del Cantando?
Vía Zoom responde Marcelo Tinelli a Clarín desde Guanahani, su inmenso chalet en La Boyita, a ocho kilómetros de José Ignacio, Punta del Este: “No sé si la palabra justa es fracaso; creo que es aprendizaje. Cada uno de esos momentos saca lo mejor de las personas. Ese momento pareciera ser el peor, pero después termina siendo el mejor, porque es donde más aprendés. No sé si estás aprendiendo tanto en los momentos de éxito, o de 40 puntos de rating”.
Marcelo Tinelli niega que quiera vender su mansión de Punta del Este; dice que no tiene problemas económicos; habla del problema salarial en su productora La Flia; adelanta cómo quiere que sea el Bailando 2025 (en festejo de sus veinte años) y se muestra fascinado por el reality Los Tinelli, de ocho episodios, que también protagonizan Micaela, Candelaria y Juana Tinelli, más El Tirri.
¿Cómo lo vive él? “Para mí es algo totalmente novedoso -dice Tinelli-. Nunca había hecho un reality con mi familia para vivir situaciones reales y cotidianas dentro de la casa. Las cámaras estaban acá en el living, en la habitación, y tenías que contar no sólo lo que te pasó sino lo que hacían tus hijas y tu primo. Fue todo raro, pero maravilloso. El producto final es impresionante. No descarto hacer una segunda temporada”.
Salvo el primero, cada uno de los episodios de Los Tinelli arranca en Buenos Aires con una breve escena de Marcelo frente a su psicólogo (a quien nunca se le ve el rostro: se trata del showrunner Juanma Martínez Medina). En el diván, Tinelli confía recuerdos sensibles: su cruda infancia en Bolívar, la muerte de sus padres y hasta las acusaciones que recibió cuando era dirigente de San Lorenzo.
Y es en el arranque del séptimo episodio donde el psicólogo-showrunner le pregunta: “¿Sentís que fracasaste alguna vez?”.
Un año de bajo rating
¿Sintió Marcelo Tinelli que fracasó en la TV en 2024? Además del bajo rating del Cantando, en junio su especial de la Copa América con Lionel Messi hizo 2.9 puntos de rating, al día siguiente 1.6 puntos, y el ciclo fue levantado.
Él contesta: “No lo siento así. No voy a tomar como referencia un programa hecho en el día y de apuros. En 2024 tengo la sensación de que no trabajé en la tele. Hacer una nota a Leo Messi, que fue lo único que hice, y un programa con mi primo, está fuera de contexto como para tomarlo como una medición de fracaso. Yo he hecho grandes fracasos, pero no fue éste, que lo hice más que nada para las redes. Después lo subimos a la tele, pero no estaba el concepto de hacer un programa de televisión”.
–Susana Giménez, Mirtha Legrand y vos son los tres grandes íconos de la televisión abierta. ¿A qué se debe que no logren el rating de otros momentos?
–No sólo los íconos de la TV histórica no logran los puntos de rating de antaño. Nadie logra óptimos puntos de rating en un medio que comparte pantallas con un montón de plataformas, medios y ventanas. Cuando vos tenés diez ventanas, ni los grandes íconos ni los jóvenes que hacen formatos nuevos logran el rating de otros años. Están todas estas nuevas plataformas y canales de streaming, que podés ver en el teléfono, en el iPad o en YouTube.
Que Mirtha haga, suponiendo, 5 ó 6 puntos con un show a la noche, me parece un muy buen número para la televisión y para el share que tiene en su horario: ahí crece el porcentaje. Con el Bailando terminamos 2023 con 7,2 de promedio de rating en cuatro meses y en enero hicimos 5.8 en un canal que tiene 2 puntos promedio. Entonces decís: ¿Es malo el rating de 7 puntos? No, es excelente. Hay que ver el contexto.
El docu-reality
¿Cómo comienza el docu-reality Los Tinelli? En su departamento porteño en la Torre Le Parc, de Palermo, Marcelo Tinelli mira un avión que despega de Aeroparque y su voz en off confiesa: “Todavía me cuesta aceptar que soy una de las personas más famosas de Argentina”.
El veloz repaso de escenas de su mega-historia en los medios dará paso a otra confesión, ya mirando a cámara: “El éxito a nivel televisivo no significa que esa persona no tenga ningún problema, o que le vaya todo bien. Al contrario”.
Luego la acción se traslada a Punta del Este y ahí aparecen Lorenzo “Lolo”, el más chico (sólo Francisco Tinelli decidió no participar), y El Tirri, junto con su novia Mimi Alvarado, que operan como alivios cómicos.
Más adelante, las tres hijas de Tinelli dejarán ver sus deseos íntimos: el casamiento de Candelaria y el cantautor Coti Sorokin -que ocurrió en marzo de 2024-; los avatares de la empresa de ropa de Micaela y las aspiraciones de Juana por hacer carrera en la moda. Aunque habrá una tensión aún mayor: el vínculo de las hijas con Milett Figueroa, la novia peruana de Tinelli. Cada vez que la pareja se besa, ellas fruncen el ceño o comparten miradas de fastidio.
¿Aquel conflicto es real o sólo parte del guión de la serie? Responde Tinelli: “No está construido para el reality. Yo la invité a Milett, a tres meses de que empezáramos a salir, y le dije: ‘Vamos a veranear a Punta del Este. Ah, y estoy grabando un reality’. Ella es actriz y dijo: ‘Lo hago’. Y después sucedió que mis hijas me dijeron: ‘Papá, ¿por qué la vas a traer a vivir acá?’. Esa tensión se fue dando y Milett tomó ese juego, ese rol. Milett sentía: ‘Yo quedé como la mala de la película’. Le preguntabas a mis hijas y decían: ‘Quedamos como unas turras’. Nada fue armado. Todo fue natural”.
–¿Qué fue lo más desafiante de exponer a tu familia?
–Lo más desafiante fue hacer un formato que nunca había hecho en mi vida. Yo soy el conductor y el que siempre maneja situaciones. Acá había situaciones que no podía manejar y conflictos que se fueron dando en el reality. Porque el formato muestra la vida misma y, así como yo entraba en la casa de la gente, ahora la gente entra en mi casa. Eso fue lo más duro, lo más difícil. Pero trabajar con mis hijos fue lo mejor que me pasó en la vida.
–En el reality decís que pensabas hacer el último «Bailando». Pero hace unos días anunciaste que querés festejar los veinte años con un “The Last Dance”.
–Es una idea. O sea, se cumplen veinte años y me parece que tiene que tener un cierre. Yo le puse The Last Dance, como diciendo: “Bueno, terminémoslo; que exista el último campeón después de los veinte años”.
Es una idea, pero todavía no está confirmada. Estamos charlando con América y a mí me encantaría. Quiero que sea en dos etapas: que haya un mes final en diciembre con un gran campeón, pero todavía no está definido porque es un formato muy costoso. Ojalá que se pueda dar.
–Algo central en el reality es el protagonismo de tu mansión en Punta del Este. El Tirri no descartó en Radio Mitre la posibilidad de que se venda. ¿Tenés pensado venderla?
–No, para nada. Esto sale de un rumor de alguien malintencionado que empieza a hablar de una crisis económica que no es verdad y a partir de ahí surge el tema de que está en venta. Yo construí esto hace 25 años con Paula Robles, ya con una cantidad de hijos. Después se agrandó tras mi separación, y tres años después formé pareja con Guillermina Valdés. Ella tenía tres hijos y yo cuatro, tuvimos a Lolo y decidimos ampliar el chalet.
La verdad que es grande, pero yo lo amo profundamente. Si algún día viniera alguien interesado, yo me compraría algo más chico, porque muchas veces yo estoy yo solo, o con mi novia. Son cinco hectáreas y un montón de cuartos. Pero la casa hoy no está en venta. Yo no tengo ningún problema económico ni financiero, más allá de las dificultades económicas y financieras que atraviesa cualquier empresa en la Argentina en los últimos cinco o seis años. Es una crisis del país en general.
–Entonces, los rumores de conflictos económicos que tienen que ver con La Flia y los sueldos atrasados, ¿son malintencionados?
–Por supuesto, son malintencionados. Como decía, no tengo ninguna deuda económica ni ninguna situación financiera complicada. Y la productora La Flia está bien. Por supuesto, en algunos meses tenemos atrasos, como todo el mundo. Lo que pasa es que es muy fácil decir mi nombre, porque soy una figura conocida, pero no quiero mandar al frente a gente amiga y a productores de medios que han despedido gente o han tardado en pagar. No voy a señalar con el dedo.
Todos conocemos las dificultades en los medios de comunicación de la Argentina y me parece muy injusto que estén señalando a uno, cuando son todos. Tratemos de colaborar con la persona que está dando trabajo en un medio tan difícil como es, hoy, producir contenido en la Argentina.