En su discurso de asunción como presidente de Estados Unidos Donald Trump tuvo varias definiciones que ya son celebradas en el entorno del presidente Javier Milei porque ratificaron la sintonía política entre ambos, pero al mismo tiempo le dio prioridad al plan proteccionista que genera dudas sobre cuánto y cómo se beneficiará la Argentina con esa alianza.
La cercanía entre ambos es innegable desde el momento en que Trump rompió el protocolo y lo invitó a la ceremonia de asunción, junto a otros mandatarios como la italiana Giorgia Meloni. A eso se le suma la estrecha relación que trabó Milei con Elon Musk. En las horas previas al acto en el Capitolio volvieron a intercambiar elogios en la red X.
No obstante, la buena sintonía se percibió también en el espíritu que Trump le imprimió a su discurso. El republicano remarcó varias veces el concepto «libertad» como un eje de su segunda administración y apuntó contra el «establishment corrupto» que le «ha sacado el poder a los ciudadanos», en lo que pareció su propia versión de «la casta».
A esos puntos de contacto se le agregan la idea de revisar con lupa el gasto público, particularmente en el sistema de salud -un debate recurrente de la política norteamericana- y, como no podría ser de otra forma, la «batalla cultural» contra la «agenda wok» con el tema del género en primer plano. «La política oficial de nuestro gobierno reconoce que hay dos géneros», sentenció Trump.
El flamante presidente de Estados Unidos también mostró semejanzas de estilo con Milei: afirmó que su país «cambiará muy rápidamente» y anunció allí mismo una serie de órdenes ejecutivas (decretos) para poner en marcha sin demoras sus principales políticas. Sin embargo, entre esas primeras medidas los temas más complejos para el Gobierno argentino.
Donald Trump le da prioridad a los aranceles: ¿complica los planes de Milei?
«Voy a poner a Estados Unidos en primer lugar», señaló Trump al tiempo que ratificó como uno de los ejes de su plan económico la recuperación de la producción con mano de obra estadounidense y que, para ello, va a «cambiar el sistema de comercio para proteger a los trabajadores».
Entre las primeras órdenes ejecutivas que firmará en las próximas horas habrá una que establecerá un «sistema de ingresos externos para cobrar todos los aranceles y tarifas» que sean necesarios, a fin de engordar las arcas del Tesoro norteamericano. «Hacer tributar a otros países para que enriquezcan a nuestros ciudadanos», es el objetivo, según dijo.
La medida va a todas luces a contramano de la política de apertura comercial por la que apuesta Milei, la cual tuvo un nuevo avance en las últimas horas con un decreto que desregula la exportación e importación de alimentos, un área clave de la economía argentina.
A pesar de este dato, en el Gobierno mantienen el optimismo sobre los efectos que podría tener la relación entre Milei y Trump. Una fuente del oficialismo consultada por iProfesional resaltó «el guiño del FMI» durante la reunión que mantuvo el Presidente con Krstalina Goergieva. Los elogios de la mandamás del Fondo y la expectativa por un pronto desembolso de u$s10.000 millones son para los libertarios una señal favorable del cambio de administración en Estados Unidos.
Sin embargo, esa ayuda del principal accionista en el FMI no ahuyenta las dudas sobre los efectos que podría tener la política proteccionista de Trump sobre un Gobierno que apunta a la exportación como motor de la economía. En la Casa Rosada creen que la salida de ese entuerto podría darse con aranceles diferenciados, sobre todo en el marco del Tratado de Libre Comercio que Milei quiere firmar con Estados Unidos.
Este ese el principal objetivo del Gobierno detrás de la cercanía ideológica que presentan Milei y Trump. Sin embargo, el republicano también tenía una buena relación (incluso mucho más personal) con Mauricio Macri durante su primer mandato y aún así impuso aranceles a las exportaciones argentinas de biodiésel, limones y carne bovina. Por ello, la política arancelaria que Trump puso entre sus prioridades genera dudas sobre el alcance real del vínculo.
Nueva política energética de EE.UU.: ¿un problema o una oportunidad para Milei?
Pese al problema que sugiere la política proteccionista de Trump para la Argentina, el anuncio sobre la imposición de nuevos aranceles no tuvo precisiones que puedan alarmar al gobierno de Milei en el corto plazo. El estadounidense no habló de alícuotas ni tampoco de países específicos hasta el momento y esto lleva una calma momentánea a la gestión libertaria.
No obstante, el mensaje inaugural de la «era Trump» tuvo otros anuncios que abren interrogantes sobre los efectos reales de la cercanía con Milei, como el plan de convertir a Estados Unidos en un país exportador de energía para que los precios internacionales de petróleo y gas bajen.
El republicano aseguró que la «crisis de la inflación» en ese país fue generada por «gastos excesivos y suba de los precios de la energía». En ese marco, anunció que firmará una orden ejecutiva para declarar la «emergencia energética» en el país y agregó: «Tenemos el petróleo y gas que ningún otro país tiene y vamos a utilizarlos. Los precios bajarán. Vamos a exportar la energía de nuestro país a todos los países del mundo».
Esa política pone a Milei frente a un panorama al menos confuso. Por un lado, la exportación de energía a partir de la explotación de Vaca Muerta es considerada por el Gobierno como una herramienta clave para que ingresen dólares. En ese sentido, el ingreso de Estados Unidos al mercado exportador y la la baja del precio internacional que buscará Trump puede ser un problema.
Pero por el otro lado el republicano quiere establecer una política de exploración y explotación de hidrocarburos sin límites que define como «drill, baby, drill» («perfora, nene, perfora»), que podría darle impulso a las inversiones de empresas norteamericanas en yacimientos como el de Vaca Muerta.
El sector energético es uno de los principales atractivos de la Argentina para las empresas estadounidenses. En la Casa Rosada esperan inversiones en esa materia y la política energética de Trump, sumada a la sintonía con el gobierno de Milei, podría ayudar a que se concreten en el marco del mismo plan que plantea el líder republicano: perforar sin restricciones y exportar.
La tensión que Trump genera sobre la región: Milei, único aliado
El tema de la energía es así otro de los interrogantes que se abren sobre los efectos reales que la relación entre Milei y Trump tendrá sobre Argentina, cuya posición en el tablero global sobre el que ya empezó a jugar el líder republicano también puede ser una oportunidad o convertirse en un problema, según los movimientos que haga cada uno.
Trump amenaza con tensar al máximo la relación con México. En su discurso anunció que enviará tropas a la frontera para enfrentar la inmigración a la que calificó lisa y llanamente como «invasión». Asimismo ratificó su intención renombrar al Golfo de México como «Golfo de América» -en el sentido norteamericano- y también de tomar de vuelta el control del estratégico Canal de Panamá.
Ese enfoque sobre Latinoamérica deja a Milei en un lugar clave: podría ser ya no el mejor sino el único aliado de Trump en una región donde abundan los gobiernos de centro-izquierda que empezarán a ver con preocupación el interés del republicano por reforzar el control territorial de Estados Unidos sobre lo que en otra época consideró su «patio trasero».
El alineamiento total de Milei con Estados Unidos podría traerle beneficios a su gestión en ese contexto. Analistas de política internacional plantean que el acceso al Atlántico Sur también interesa a la potencia norteamericana y que el libertario podría sacar rédito de la posición geográfica de Argentina.
Sin embargo, si escalara la tensión entre la administración de Trump y los países de la región, la postura favorable del gobierno Milei a Estados Unidos podría dar lugar a represalias comerciales o de otro tipo que afecten a la Argentina y la aíslen en su propio vecindario. Es especulativo, pero ciertamente la ubicación del libertario en el mapa que empieza a diseñar el líder republicano podría requerir mucha más muñeca política y diplomática de la que exhibió hasta ahora.
De esta forma, la segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos abre un escenario de muchos interrogantes para Javier Milei más allá de las coincidencias que se vieron en la ceremonia de asunción y que fueron, hasta ahora, solo simbólicas. La nueva economía global y el enfoque de la Casa Blanca hacia la región implican un desafío para el libertario en términos de oportunidad versus complicaciones.