El Gobierno reducirá los impuestos internos a los autos de lujo a partir de febrero, una medida que pretende impulsar el consumo en un segmento en el que predominan los vehículos importados, poniendo en riesgo no sólo la recaudación tributaria sino la producción local, que viene de cerrar el 2024 con caída en la producción y ventas. Nuevamente, la élite social se beneficia con las medidas impositivas del Gobierno mientras otros sectores de la sociedad, como universidades, jubilados y provincias, se empobrecen.
El Gobierno baja una vez más los impuestos que afectan a un porcentaje menor y favorecido de la población, y no tiene en carpeta alivios fiscales ni subsidios para la clase media y media-baja. Al listado que comenzó en el primer año de gestión con la rebaja de las alícuotas y otros beneficios en el impuesto a los Bienes Personales, se sumó la eliminación del impuesto PAÍS a fines de 2024, que abarató los viajes al exterior y el consumo de productos extranjeros. Y el lunes pasado se adicionó la rebaja en las retenciones a los granos, la soja y sus derivados. Ahora, regirá la baja de impuestos para los vehículos de lujo. Un premio para la élite local.
Contrastes
Por otro lado, la producción nacional se ve amenazada por la competencia con vehículos importados, un segmento ya beneficiado con el retraso cambiario y que ahora tendrá menores precios gracias a la rebaja de impuestos.
Desde mediados de 2024, la participación de vehículos importados en el total de las ventas en el mercado interno crece con fuerza, en diciembre de hecho los últimos superaron a los locales, explicando un 54 por ciento de las ventas totales.
En el último mes, los patentamientos de vehículos nacionales crecieron 27,8 por ciento, mientras los importados ascendieron 170 por ciento, según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). El mercado podría acomodarse en una proporción de 70 a 30 a favor de los importados, confiaron fuentes del sector a Página/12.
El dato no es menor en un contexto de crisis en el sector industrial, de la cual no estuvo exento el complejo automotriz, que cerró 2024 con una caída del 17 por ciento en los niveles de producción según Adefa. Aún así desde esta entidad calificaron a la decisión del Gobierno como “muy positiva” porque la baja de impuestos es “el camino para impulsar el desarrollo económico” (curiosa causalidad que bien podría leerse a la inversa).
Para empresas como Renault, que redujo la cantidad de turnos en abril, o Volkswagen y General Motors, que anunciaron retiros voluntarios, el problema de las menores ventas en el mercado interno es prioritario. La decisión del Gobierno de Milei recuerda a la tomada por la gestión macrista en 2016, cuando se dieron de baja los impuestos a los vehículos de alta gama que había puesto el kirchnerismo: los importados se vendieron como pan caliente y la producción local pasó a mínimos históricos.
Alta gama
Son pocos los vehículos locales que se beneficiarán por la eliminación de los impuestos internos, entre ellos el Toyota SW4, Jeep Commander, el Ford Bronco Sport, el VW Tiguan y el Volkswagen Vento GLI. También dejarán de pagar impuestos internos los SUV importados como el Honda CR-V, Nissan X-Trail, Hyundai Tucson, Kia Sportage, Ford Kuga, Peugeot 3008, o el Baic X55II Plus. Además de otros modelos como el nuevo Alfa Romeo Tonale Mild-Hybrid o el Renault Mégane E-Tech, que tienen un precio más alto por su tecnología electrificada de propulsión.
La decisión del Gobierno es que a partir de la semana próxima se eliminen los impuestos internos para los autos de entre 41 y 75 millones de pesos, que hasta ahora pagaban un 20 por ciento de alícuota y se reducirá ese porcentaje para los autos de más de 75 millones de pesos, del 35 al 18 por ciento (para el primer grupo conocido como escala 1 la rebaja de la alícuota es total, mientras para la escala 2 es del 50 por ciento).
La medida fue comunicada por el ministro de Economía, Luis Caputo, en su red X. Allí escribió que también bajarán a cero los aranceles para la importación de autos eléctricos e híbridos de bajo precio “con la intención de que haya opciones de vehículos más económicos” y que se eliminarán los impuestos internos de las motos de un precio de entre 15 y 23 millones de pesos, que hasta ahora pagaban un impuesto del 20 por ciento.
«Parece más una estrategia para seguir mostrando baja de impuestos en lugares donde el costo fiscal es muy limitado, y por ende el impacto sobre la actividad. En términos distributivos se puede criticar porque baja los precios de bienes a los que solo la clase de media alta y alta puede acceder. Hay otros impuestos para bajar mucho más progresivos e incluso más distorsivos sobre el nivel de actividad que posiblemente tendrían más efecto sobre el resultado fiscal. Además parece innecesario teniendo en cuenta el retraso cambiario que ya abarata los bienes importados», dijo a Página/12 Guido Zack, director de área de Economía de Fundar.