A tres fechas del final de la Liga Profesional, a cuatro partidos para un par de clubes que todavía sueñan, la corona no tiene dueño y el final está más que abierto con cuatro equipos que en los papeles tienen chances reales de campeonar. Y para quienes sentencian que a Vélez le está pesando este sprint, va una contrasentencia: no sólo le pesa al Fortín sino también a Huracán. Y hasta a River, el más temido por historia, por plantel, por su técnico, quedó marginado el jueves pasado en Mendoza.
Claramente hoy Vélez mermó su nivel y sobre todo su capacidad goleadora. De hecho, no convirtió en dos 0-0 con sabor a poco, de local contra Lanús y de visitante ante Godoy Cruz, donde quedó demostrado que las rachas se sienten: no sólo desperidió chances claras, sino que le anularon uno a Brian Romero por centímetros. El medio vaso lleno en Liiniers: con un solo triunfo en los últimos siete partidos, aún conserva dos de ventaja con nueve en juego, con la chance de jugarse el título contra un Huracán que también resignó puntos en los últimos siete partidos.
Hoy la gran incógnita es si Talleres y Racing (sobre todo) se prenden. El team cordobés, pudiendo ponerse a tres si le gana a Unión. Y la Acadé, si el sábado da la talla en un partidazo contra Rosario Central de visitante: si sigue de racha con el envión de la Sudamericana y con un quinto triunfo consecutivo en la Liga, se pondrá a dos de Vélez y meterá altísima presión. Porque a diferencia del Fortín, que antes se juega mucho en semi de CA contra Boca, Racing encararía las últimas fechas con el confort de la copa ganada.
Nada está dicho en este torneo de final caliente y tenso. Sí, Vélez no es el de antes y cedió terreno, pero ojo que la presión les va ganando a todos. Y para Vélez, dos puntos de ventaja, con dos partidos de local por delante, no son para minimizar. Más allá del temblor.