viernes, 27 junio, 2025
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Quiénes son los candidatos para la CIDH que apoyan a Javier Milei y Donald Trump

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) enfrenta una nueva etapa de renovación, en un contexto político regional marcado por el ascenso de gobiernos que rechazan el control de la izquierda en los organismos internacionales. Estos candidatos a la CIDH son elegidos por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

En este escenario, existen candidatos comprometidos con la defensa genuina de los derechos humanos, alejados de la politización ideológica de izquierda que ha caracterizado a los organismos internacionales en los últimos años, y el respaldo a gobiernos como el de Donald Trump en Estados Unidos o el de Javier Milei en Argentina.

Por otro lado, la izquierda también presentó a sus candidatos para intentar controlar la CIDH, con el único objetivo de utilizarla como un escudo diplomático para los crímenes cometidos por dictaduras socialistas en la región.

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Los candidatos de derecha a la CIDH

En primer lugar, se encuentra Marion Bethel, propuesta por Bahamas. Es una abogada que cuenta con una sólida formación académica internacional, habiéndose graduado en la prestigiosa Universidad de Cambridge.

Su trayectoria combina experiencia en el ámbito público, privado y académico, especialmente en temas vinculados al derecho internacional, el combate al narcotráfico y el lavado de activos. Asimismo, fue miembro destacada y vicepresidente del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW).

Por otro lado, se encuentra Rosa María Payá, propuesta por Estados Unidos, quien es una activista cubana y defensora de la democracia y ha enfrentado al régimen comunista de la Habana con determinación.

Formada en la Universidad de La Habana, fundó la iniciativa Cuba Decide para promover elecciones libres en su país natal. Hoy lidera la Fundación para la Democracia Panamericana, desde donde impulsa activamente el respeto a los derechos fundamentales en toda América Latina. Realizó discursos en foros internacionales clave, incluyendo el Senado estadounidense, el Parlamento Europeo y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Finalmente, se encuentra Carlos Bernal Pulido, quien fue propuesto por Perú. Es un académico y jurista colombiano de renombre, y posee una destacada carrera en el derecho constitucional y la filosofía jurídica.

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Se graduó en la Universidad Externado de Colombia y ocupó una banca en la Corte Constitucional, donde se distinguió por su criterio independiente y su defensa de los principios republicanos. Actualmente se desempeña como Comisionado de la CIDH y profesor universitario tanto en Colombia como en Estados Unidos. 

Con estos profesionales de trayectoria, comprometido con la libertad y alejados de los condicionamientos ideológicos de izquierda que destruyeron la credibilidad del organismo en la última década, la CIDH tiene una oportunidad única.

Los candidatos de la izquierda

Por otro lado, se postulan perfiles alineados que representan a los gobiernos de extrema izquierda en la región. Entre ellos se encuentran:

José Luis Caballero Ochoa: Es el actual presidente de la CIDH y es propuesto por el gobierno de la presidente mexicana comunista Claudia Sheinbuam.

María Clara Galvis Patiño: Tiene antecedentes en el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada y fuerte vinculación con la izquierda. Fue propuesta por el gobierno del comunista colombiano, Gustavo Petro.

Reina Rivera Joya: Propuesta por el gobierno de Honduras, encabezado por la comunista Xiomara Castro, Rivera Joya representa los intereses de la izquierda latinoamericana. 

Estos candidatos, respaldados por gobiernos que toleran o incluso justifican los abusos de los regímenes autoritarios de izquierda, buscan preservar el statu quo ideológico dentro de la Comisión.

Las dictaduras comunistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba han contado durante años con la pasividad o el silencio de instituciones que, lejos de defender a las víctimas, han sido cómplices por omisión o por afinidad política.

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