No hay ningún argentino con tantas nominaciones al Oscar como Pablo Helman.
Como supervisor de efectos visuales fue candidato al premio de la Academia de Hollywood por Star Wars Episodio II, de George Lucas, por La guerra de los mundos, de Steven Spielberg, y por El irlandés, de Martin Scorsese. Y trabajó también en Día de la Independencia, en Rescatando al soldado Ryan, alguna de Indiana Jones, otra de Terminator, de Jurassic Park, de Bourne, de Men in Black, de… En total, 40 películas. Entre las últimas, Los Fabelman, de Spielberg, y Los asesinos de la luna, de Scorsese, los realizadores con los que más ha trabajado.
El año que viene va a cumplir 30 años en el mundo de los efectos visuales, al que llegó más o menos de casualidad una vez que se marchó a los Estados Unidos.
Helman tiene 65 años, y antes de trabajar en efectos visuales, fue músico. Tocaba la batería en el grupo Los Moros, que surgió en 1976 y se separó en 1979. Con Los Moros tuvo un hit propio, el vals Dime que sí.
«Grabé los primeros cuatro long plays, y me fui a estudiar música a la UCLA, en Los Angeles. No sé ni cómo empecé con los efectos. Un canal, PBS, me ofreció trabajo de compaginador electrónico, y ahí me empecé a meter en computadoras», recordó.
Marplatense, va a estar mañana viernes en el Festival de Internacional de Cine de Mar del Plata, que le entregará, en la ceremonia de clausura, un Astor a la trayectoria. Y el viernes dará una masterclass, con entrada gratuita.
Días antes de volar desde San Francisco, donde vive y trabaja en la mítica Industrial Light & Magic, que era de George Lucas hasta que la vendió a Disney, tuvimos un Zoom con él, pero desde Londres, adonde asistió a la première de Wicked.
Precisamente de Wicked y de su trabajo hablamos con Helman, quien vuelve a pisar Mar del Plata (y la Argentina) después de muchos años.
Premiado en el Festival de Mar del Plata
-Venís al Festival de Mar del Plata. ¿Vos tenés todavía familia allí?
-No, no tengo más. Tengo una hermana, que está en Buenos Aires y va a ir al Festival un par de días nada más para estar conmigo.
-¿Cuánto hace que no vas a Mar del Plata?
-¿Sabés que la última vez que estuve en Mar del Plata fue en una actuación de Los Moros?
-Estamos hablando de…
-1979. Cuando tenía dos años.
-Ja, claro, claro. ¿Te vas a encontrar con algunos músicos de Los Moros también?
-Me voy a encontrar con Marcelo Requena. Es un muchacho de Los Moros, que siempre hablamos y nos mandamos correspondencia durante las Navidades. Pero hace mucho que no nos vemos. Hace por lo menos 10, 15 años que no voy a la Argentina.
-Un montón. ¿Ya tenés pensado en qué va a consistir tu masterclass en el Festival?
-Voy a hacer una presentación acerca de los efectos visuales de Wicked, y después de una hora o algo así voy a abrir la sesión a preguntas. Tengo un montón de cosas que son antes y después de los efectos visuales. Va a ser una presentación importante en el sentido de que es la primera vez que yo hago un musical. Y el tipo de trabajo es directamente abrazar, digamos, al teatro, al teatro musical, que es una cosa completamente diferente de hacer efectos completamente invisibles. Tienen además de ser efectos visuales, tienen que ayudar con la parte de contar la historia.
-¿Cuál fue el mayor desafío que tuviste con “Wicked”?
-El trabajo que yo hago empieza antes de la filmación. O sea que hace tres años que estoy trabajando en este proyecto. Son diez o quince semanas de preproducción. Y después fueron 155 días de filmación, porque rodamos dos películas al mismo tiempo. Claro, así que estuve viviendo en Londres por un año, filmando y bueno, ése fue el primer reto. Estar con mi familia, dando vueltas y yendo y viniendo a San Francisco, donde yo vivo. Y aparte es el trabajo de filmación, levantarte a las 4:30 de la mañana y tener un día que son 15 horas de laburo y volver al hotel o al departamento a las 9 de la noche, y empezar otra vez hacer lo mismo y hacerlo así 155 días, ¿no?
Y después está la parte técnica y la parte de contar la historia, que fue difícil en la cuestión tecnológica. Porque el proceso del director John M. Chu es un proceso diferente, muy práctico, en el que filmamos lo más que pudimos en la cámara. Y después, toda la parte de efectos visuales completa el contexto de la historia. Y hay un montón de, digamos, bichos, ¿no?, o de criaturas digitales que fueron difíciles de crear, porque el director no las tenía cuando estaba dirigiendo. Tuvimos que poner un equipo de gente que hace impresiones de animales, y así el director tiene algo para dirigir y algo que poner en la compaginación… Y entonces nosotros, después empezamos a llenar todas las tomas con las criaturas digitales.
El encuentro con el Mago de Oz
Los últimos 40 minutos de la película, que son cuando Elphaba y Glinda se encuentran con el Mago de Oz, toda la parte del encuentro, la de la transformación de los monos, con las alas, hasta la parte de acción del globo… ¿Cómo se dice “baloon”?
-Sí, el globo aerostático.
-Sí, que va para arriba. Entonces se empieza más o menos a ver qué es lo que va a pasar con la secuencia de Defying Gravity, no sé cómo se dice en español (es la canción Desafiando la gravedad), es una de las canciones más famosas del musical. Y toda esa parte fue muy, muy difícil, porque a pesar de que Cynthia Erivo quería ser ella la que estuviera atada con los cables, la tarea del stunt, ¿cómo hacer para volar? En la mayoría de las imágenes fue reemplazada. O sea, nos quedamos con la cara de ella, por supuesto, pero como había tantos cables para sostenerla en el aire… Y aparte la capa fue una capa de efectos visuales. Porque no la podía usar, por la cuestión de los cables, podía enredarse. Y aparte que la capa era acorde a lo que el director quería, es como un personaje.
-Tiene como una entidad propia, digamos dentro de la secuencia.
-Sí, sí, sí, en realidad, tuvimos muchas conversaciones acerca de cómo como ella vuela. Si necesita la escoba o no. O si alrededor de ella se creaba un vacío donde no hubiera gravedad. Esa parte fue una de las partes de más reto.
-Toda esa charla supongo que estuvo dentro de las diez semanas que necesitaron de preproducción, hablar con el director y con tu equipo para ver cómo organizaban la escena.
-Sí, pero con este director fue diferente de cómo trabajo con otros directores. La película me parece que se desarrolla enfrente de todos, se desenvuelve, cambia… Es una cosa orgánica. Sí, por supuesto hay una visión, y una metodología para filmarla, pero con John M. Cho es una cuestión de sentarse y hablar, porque esta película tiene un montón de mensaje social. Y hay que tener cuidado con ese mensaje social, tener siempre claro acerca de cuál es el mensaje de la película. Es un mensaje muy inclusivo, que también es relevante en el momento en que estamos, ¿no?, en el mundo.
-¿Vos habías visto el musical?
-Sí, lo vi en Nueva York, cuando arrancó, y cuando estábamos haciendo la preproducción, fuimos todos a ver la producción de Londres. Y ahora está empezando una en San Francisco.
-Pablo, con respecto a cuántas semanas trabajaste vos en post-producción, porque fueron dos películas que tuviste que hacer. La «Parte 1» obvio ya está terminada y estrenada, pero tu parte de la segunda película todavía no…
-No, no, todavía no empezamos. Ya tenemos filmada la segunda película, pero ahora empezamos la parte de postproducción de la segunda película.
Nueve meses de trabajo
-¿Cuántas semanas te demandó, la post-producción de la «Parte 1»?
-Parece que fueron nueve meses. Pero dentro de esos nueve meses también viajo de San Francisco a Los Ángeles todo el tiempo.
-Imagino que con Cho, al no ser un director que haya hecho películas que tengan que ver con muchos efectos especiales, viene de otro palo, debe haber sido otro desafío, ¿no?
-Sí, sí. A pesar de que es un tipo muy inteligente, que se acomoda a la cuestión de posproducción, en realidad los efectos visuales son muy, muy contra hacia el cine, digamos. Porque los efectos visuales tienen una parte creativa, pero también una parte fisica. O sea que hay que seguir mandando tomas a las compañías que están haciendo los efectos visuales, y ésa es la parte que va un poco contra la continuidad, porque cuando uno dirige una película quiere empezar desde el principio y quiere seguir, porque una de las cosas más difíciles al hacer una película es conseguir el tono de la película. Y me refiero al tono emocional.
Y es más difícil cuando arrancás por el medio de la película. Entonces, necesitás una metodología que te abra la cabeza y que puedas responder a ese tipo de cosas. Pero John lo hizo. Lo hizo muy bien. Y es una cuestión muy intensa. Por ejemplo, la primera toma de la película fue la primera toma que empezamos a hacer, hace tres años, y fue la última que terminamos. Son solo tres minutos, que cambiaron y evolucionaron durante todo el tiempo que estuvimos juntos.
-La huelga de los actores también implicó un corte dentro en la producción de la película. ¿Eso cuánto afectó?
-Mirá, afectó en el sentido de que hicimos 155 días de filmación, pero nos cortó justo en la última semana. Ya estábamos por terminar. Y se cortó. Tuvimos que volver de Londres a los Estados Unidos y esperar unos cuatro o cinco meses. Y en enero volvimos a Londres por cuatro semanas, porque no es nada más de una semana de rodaje: son dos semanas de preproducción, una semana de filmar y otra semana para terminar. Pero no fue que no estuvimos trabajando esos cuatro o cinco meses.
-No podían trabajar con los actores.
La famosa escena de los tulipanes
-Claro. En este momento estamos tomando unas tres o cuatro semanas de vacaciones, pero el volumen de trabajo que tuvimos en la primera película es igual a la segunda. En la Parte 1 tuvimos 2.200 tomas de efectos visuales, o sea que cada toma de la película es un efecto visual… Todos los tulipanes de la escena del comienzo estuvieron plantados, pero estuvieron plantados en otro lugar, no donde estábamos filmando. O sea que tuvimos que filmar eso, y después vino la parte de composición de efectos visuales, y los pusimos juntos.
-¿Son tulipanes de verdad?
-Sí, son tulipanes de verdad. Pero no están en el mismo lugar.
-¿En qué estudio filmaron en Londres?
-En el estudio Sky, que es de Universal, que está a unos 40 minutos de Londres.
A un metro y medio de Ariana Grande
-¿Cómo fue cuando conociste a Cynthia Erivo y a Ariana Grande? Fue en la preproducción…
-Sí, nos conocimos antes. Unas actrices increíbles y unas cantantes increíbles. Fue una cuestión esto de que ellas cantan en vivo. Yo nunca había trabajado en un musical, pero como yo tengo mi background en música… Entonces se me juntó todo. Para mí, después de 30 años de estar trabajando en cine, el principio son las imágenes, y al final son las imágenes. Pero en esta película se me juntó la música y el cine en una forma increíble, porque estamos en la locación, en el stage somos casi 500 personas y las actrices están cantando a cinco pies (un metro y medio) de vos. Una cosa impresionante. Es como estar en un concierto y tener un asiento justo en frente de los cantantes.
-Una ubicación privilegiada.
-Sí, completamente increíble. Ver cómo esta gente, naturalmente, actúa. Ah, y otra cosa que también pasa es que los escenarios, digamos, son tan grandes… Por ejemplo, la parte del bosque la reconstruyeron, y hubo un bosque que también lo filmamos afuera, pero la mayoría fue dentro del escenario. Y los escenarios son tan grandes que cuando termina el día a eso las nueve de la noche, se abren las puertas y los pajaritos entran al escenario.
Cuando Cynthia canta en vivo, como es a capella, los pajaritos empiezan a cantar, y esas cosas quedaron también en la película. Fue una experiencia muy linda, muy emotiva. Cuando estábamos filmando el Ozdust Ballroom, donde todo el mundo le hace burla a ella por tener el sombrero. En esa escena no sabíamos que ella iba a llorar. Imaginate 500 personas ahí al lado, todo mundo estaba llorando. Porque también las tomas fueron de diez minutos.
-Largas.
-Sí, eran muy largas, porque el director quería primero hacer los close ups (los planos cortos, o primeros planos) y que no molestáramos en la escena. Fue muy emotivo, a pesar de que yo estuve trabajando en cosas emotivas, todo el trabajo con Scorsese o con Spielberg, en Los Fabelman.
-¿Y qué tan diferente es relacionarte con un director que no viene tanto del cine de acción? Imagino las charlas que vos tenés con Steven Spielberg, o que tuviste con George Lucas, ¿cuál es la gran diferencia con “Wicked”?
-Mirá, es una cosa extraña, porque esta película se ha filmado como se hubiera filmado hace 30 años. Pero fue una combinación de efectos necesarios en el escenario y lo que nosotros hacemos después en post-producción en cuanto a efectos visuales. Por ejemplo, el tren que las lleva a Oz, son como 19 toneladas. Ese tren fue completamente construido, excepto el interior. O sea que es una combinación entre efectos especiales y efectos visuales.
Lo mismo con la cara, la máscara del Mago de Oz. Es un rostro de más o menos unos 20 pies de alto (unos seis metros) y está manejado por una persona que hace animatronics, que tiene unas cosas especiales que cambian la expresión de la cara.
O por ejemplo, todo el agua que ves en la universidad. Esa agua es de verdad, nada más que nosotros le cambiamos el color. El color del agua llegó un momento que era marrón. Y te imaginás, después de unos 30 días el agua está marrón.
-Porque no es agua que corre, no circula.
-Y estaba llena de patos. Fue una combinación de efectos especiales y efectos visuales también, como la biblioteca que da vueltas… Esa biblioteca son unos 19 pies (casi seis metros) de grande de rotación. Es bastante peligroso. Es una cosa increíble que se mueve.
-Lo que noté, como en tantos musicales, pero me parece que aquí más que nada te das cuenta que los escenarios son escenarios. Te sentás a ver la película, pero estás viendo también un musical, una obra de teatro. Que estás viendo una escenografía, premeditadamente.
-A pesar de que yo siempre hago efectos, o trato de hacer efectos invisibles, precisamente los últimos 15 años de mi carrera han sido completamente invisibles, aquí fue un trabajo de escenario. Es un trabajo de hacerle un homenaje al origen de cómo empezó esto. Pero también es tener, tomar ventaja del cine, de cambiar los lentes y ver cosas cercanas, a la cara.
-Acá no tuviste que rejuvenecer a nadie, como a De Niro o Pacino en “El irlandés”.
-No, en esta película no. El tipo de retos que tuvimos acá fueron de volumen, porque todas las tomas son efectos visuales, los desafíos acá son de contexto, de fuego, de agua, de humo. Hacer a la bruja volar hacer la burbuja en la que llega Galinda. Hacer luego a todas las criaturas, los animales, hacer la transformación de los monos y cómo vuelan. Y crear la ciudad Esmeralda. La ciudad estuvo construida, pero en el castillo, estamos entre 25 y 50 pies de alto (7,5 metros y 15 metros), pero cuando la cámara va para arriba, toda la parte en que se ven todos los edificios, todo eso es efectos visuales.
-Empiezan, digamos, con el diseño de producción, pero termina en efectos visuales.
Helman lleva trabajando en Industrial Light & Magic 28 años, “pero estoy a préstamo en Universal porque soy, digamos, la cabeza de efectos visuales para toda la película. Hay dos compañías que hicieron los efectos visuales. Una se llama Framestore, que es de Londres, y la otra es ILM. La primera hizo los efectos hasta que Elphaba y Glinda encuentran al Mago de Oz, y a partir de ese momento es todo ILM”.
-Vos hiciste todo, tanto trabajaste con Framestore como con ILM.
-Sí, como cabeza de Efectos visuales. Fueron mil personas que trabajaron, nada más en efectos visuales, y yo conozco a todas las personas por el nombre.
-Jajaja. Se viene la temporada de premios. Y los efectos de “Wicked” probablemente van a estar ahí.
-Los premios son como el cherry on top, la cereza del postre. Pero sí, lo mejor es no pensar en ese tipo de cosas y dejar que la vida siga.
-Sos el argentino con más nominaciones al Oscar. Tuviste tres nominaciones. No es poco.
-Tener una nominación es la cereza, digamos. Porque en realidad en las nominaciones los que te votan son los de tu rubro. Después quién gana lo deciden todos los votantes de la Academia. Es una cuestión bastante rara, cuando hablás de la Academia o de los BAFTA. Cualquier cosa puede pasar cuando hay una votación, me imagino que a vos también te pasará que ves que éste ganó un premio, y decís ¿cómo puede ser? No tiene ningún sentido.
-Gracias, Pablo, me dan muchas ganas de ver la segunda parte de “Wicked”.
-A mí también.