miércoles, 9 julio, 2025
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La marca de los Carolitos vuelve de la mano de la hija y el nieto de su fundador

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No fue un adiós, fue un hasta luego que se extendió más de lo que las fanáticas de la marca hubieran querido soportar. Pero desde que la noticia se expandió con la rapidez que solo las redes pueden permitir, la expectativa y las seguidoras no dejaron de crecer. ¿Vuelve? ¿De verdad? Sí, Hendy vuelve. O, mejor dicho, ya volvió.

Tras años de pausa, la icónica marca argentina famosa por Los Carolitos que marcó a varias generaciones en los años 70, 80 y 90, renace, pero siempre fiel a su esencia. De la mano de Andrea Cordovero y su hijo Felipe –hija y nieto de uno de los fundadores–, Hendy inicia una nueva etapa que apuesta a reconectar con las emociones de aquellos años.

Los icónicos muñequitos de la marca dieron lugar a un merchandising que vuelve al ruedo con su relanzamiento

“Sentimos que hay una parte de la sociedad que no se identifica con las marcas que dominan el mercado. Hay muchas opciones de moda, pero pocas que logren generar un vínculo emocional, un sentimiento real de alegría”, explican las nuevas caras, que detallan cómo es este nuevo regreso (ya lo habían intentado en 2004). En principio, se trata una pequeña colección que está a la venta solamente online, a partir de hoy.

“Es un comienzo muy tranquilo”, dicen como se quisieran bajar la espuma de esta esperada vuelta. Es que desde que empezaron con los indicios del retorno en su Instagram @hendy_oficial, la cuenta explotó: hoy tiene más de 82 mil seguidores, cientos de likes y los comentarios a cada posteo con clásicos ochentosos no dejan dudas del entusiasmo generado: “Vamos todas las +40”, “Viendo el logo me siento joven”, “Ay, tengo 15 otra vez”, “Hagan talles XL, así puedo entrar”, son algunos de los mensajes que dejan mujeres de 40, 50 y hasta 60 años, que no dudan en convertirse en las embajadoras para una nueva generación de consumidoras.

La primera colección será una cápsula pequeña con los clásicos de la marca, que funcionará como punto de partida para una evolución “orgánica”, acompañada de la comunidad. En esta nueva etapa, Hendy mantendrá sus tipologías clásicas –remeras, buzos y piezas gráficas con sus personajes icónicos–, pero también apostará a los artículos de librería, con el objetivo de volver a escribir, dibujar y expresarse con las manos. Una invitación a desconectarse por un momento de las pantallas y volver a conectar con los sentidos.

El último local de Hendy, en la calle Thames, cerró en 2019

“Queremos construir un diálogo real con nuestra comunidad, escuchar qué necesitan nuestras clientas, qué les emociona, qué les da alegría. Ese feedback es el corazón de esta nueva Hendy”, comentan desde la marca que mantendrá como íconos distintivos la alegría, el juego, la sensibilidad y la conexión emocional. “Todo eso va a estar, pero con una mirada contemporánea que una la tecnología con los sentimientos, apuntando tanto a quienes crecieron con Hendy como a una nueva generación que busca marcas con propósito, historia y alma”.

Comienzo y años dorados

La marca fue fundada por los hermanos Enrique y Horacio Cordovero junto a su padre, en 1969. Se instaló en un local de Recoleta como una coqueta marroquinería que estaba a metros de la casa familiar, sin mayores pretensiones que tener una entrada económica para que los hermanos pudieran independizarse y terminar sus estudios universitarios.

Fue fundada por los hermanos Horacio y Enrique Cordovero junto a su padre, en 1969

Más que nada vendían artículos como cinturones de cuero, zapatos de gamuza traídos de la India y carteras. Todo muy hippie chic.

Enrique Cordovero, uno de los mentores de Hendy que hoy forma parte de su regreso desde un lugar más secundario

Pero un día la suerte tocó a su vidriera y un chaleco de gamuza con flecos larguísimos hasta las rodillas que fue divisado por una periodista especializada en moda los llevó a las páginas de la Revista Para Ti y a la fama. Desde ahí, no pararon de crecer. “Nos pusimos de moda de la nada –reconoce Enrique, que forma parte de la vuelta desde un papel más secundario–. Siempre nos propusimos innovar, estar a la vanguardia. Y así nos fuimos haciendo conocidos en serio.”

Años después, en los 80, llegó la explosión de la mano de Los Carolitos, aquellos muñequitos icónicos que estaban en todos lados: en las mochilas, en las carpetas y en cartucheras de las nenas de primaria, en las carteras y billeteras con cierre a velcro de las adolescentes y en las remeras y buzos de absolutamente todas. Fue entonces que se hizo imposible ser niña en la Argentina de los 80 y no desear algo de Hendy.

Sin duda, la gran expectativa de este regreso está puesta en esos personajes entrañables que aún viven en la memoria colectiva de miles de argentinos y que surgieron a principios de los 80. Los “bichitos” fueron creados por Carola González, una joven del equipo de diseño, que los dibujaba desde pequeña. Ella también creó la famosa “H” con corazones dentro. Ni bien Enrique vio los muñequitos, le propuso estamparlos y fueron un verdadero boom. Él fue quien los bautizó como Los Carolitos en honor a Carola, a la que hizo partícipe de las ganancias por cada prenda o artículo que se vendía con ese estampado.

Los famosos Carolitos, sello indiscutido de la marca

“El éxito de aquellos años respondió a una combinación de factores positivos como la creatividad y la búsqueda de estar a la vanguardia en un contexto económico siempre difícil del país. Hoy el panorama cambió. El contexto social, los nuevos canales de comunicación, la posibilidad de generar comunidad y la creciente nostalgia por los íconos del pasado impulsaron a reactivar la marca”, explican desde el nuevo Hendy.

La nueva generación

En pleno apogeo de Hendy, Andrea no estuvo muy involucrada con la marca fundada por su padre. Y Felipe, su hijo, directamente no tuvo vínculo. Pero sí crecieron escuchando hablar de aquella tienda icónica fundada por su abuelo. Por eso, para ambos, la historia personal también juega un rol central en esta vuelta.

La nueva generación: Andrea Cordovero y Felipe, hija y nieto de uno de los fundadores

“Siempre fui emprendedora, pero durante la primera etapa de Hendy no pude estar tan involucrada como me hubiese gustado –reconoce Andrea–. Hoy es el momento justo para volcar mi creatividad en este proyecto que siempre amé y que forma parte de mi vida”.

Felipe también da sus razones para subirse a este regreso que lo tiene muy entusiasmado: “Sentí que Hendy merecía una nueva vida. Lo que generó en los 80 fue muy fuerte y lo sigue siendo hoy. Lo veo en cada mensaje que recibimos desde que anunciamos el regreso. Por eso decidí sumarme y seguir con la marca, con el compromiso de cuidar su esencia y proyectarla hacia el futuro”.

Por último, madre e hijo se animan a proyectar. “Nuestro sueño es simple, que quien vea un Carolito vuelva a sonreír. Que Hendy, una vez más, entre a sus casas y a sus corazones”, desea Andrea, mientras que Felipe amplía: “Cuando la gente se vuelve a conectar con algo que los marcó en su infancia, surge una energía muy especial. Esa vibración emocional es la que sentimos que vuelve con Hendy.”

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